El Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE) quiere expresar su conmoción y profunda tristeza por el fallecimiento a causa del COVID-19 de un amigo y una buena persona: el periodista José María Calleja.

José Mari Calleja siempre fue uno de los nuestros. Se posicionó del lado de las víctimas del terrorismo cuando nadie lo hacía, cuando en Euskadi las víctimas estábamos condenadas al silencio y al ostracismo social tras el asesinato de nuestro familiar. Calleja practicó un periodismo casi militante a favor de las víctimas, con una oposición clara y contundente al terrorismo de ETA. Se involucró en las primeras iniciativas pacifistas comandadas por Cristina Cuesta, hija de Enrique Cuesta, delegado de Teléfonica asesinado en San Sebastián el 26 de marzo de 1982, y una de las fundadoras de COVITE. Jose Mari Calleja utilizó el altavoz que le proporcionaba su condición de periodista para significarse en contra del terrorismo en un ambiente de minoría absoluta. Perteneció al reducido grupo de ciudadanos que se manifestaban pública y abiertamente en contra del terrorismo sin haber sido víctima directa de ETA. Su oposición al terror sería lo que, con el tiempo, lo convertiría en potencial objetivo de ETA.

En nuestro país tuvieron que pasar casi tres décadas desde el primer asesinato de ETA para que se publicara el primer libro escrito desde la perspectiva de las víctimas. Lo firmó José Mari Calleja en 1997: Contra la barbarie. La obra emanaba el espíritu reivindicativo y luchador que tanto caracterizó a José Mari. Asumió un riesgo personal muy alto al publicar esta obra.

José Mari Calleja fue uno de nuestros más lúcidos, más perseverantes y más incansables colaboradores, amigos y referentes. Lo dio todo por lo que creía que era una causa justa: la defensa de la libertad y los valores democráticos; la memoria de las víctimas, su derecho a la justicia y a la verdad; y la batalla contra los que justifican el odio, la violencia y el terror que él sufrió en primera persona precisamente por haber estado siempre con las víctimas del terrorismo.

Le echaremos mucho de menos y estamos profundamente agradecidos por todo lo que ha hecho por las víctimas. Le recordaremos como una persona buena, honesta, valiente, cariñosa, que siempre puso “su dignidad un peldaño por encima del miedo”, en sus propias palabras, cuando lo fácil hubiera sido guardar silencio ante las injusticias. Ahora COVITE tiene una razón más para seguir trabajando: se lo debemos a José Mari Calleja.