• El Colectivo homenajea a los escritores por su apuesta por la verdad y por la memoria ante el empuje por el olvido de los nacionalistas vascos y los herederos de ETA
El Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE) ha galardonado a los escritores Fernando Aramburu y Raúl Guerra Garrido con su XVIII Premio Internacional COVITE por “haber situado a las víctimas del terrorismo como protagonistas de sus novelas. Por habernos dado voz y haber arrojado luz sobre lo que ha ocurrido durante los últimos cincuenta años en el País Vasco”, en palabras de Consuelo Ordóñez, presidenta de COVITE. En un acto celebrado en el Palacio de Miramar de San Sebastián, Ordóñez ha destacado que las víctimas del terrorismo “hemos sido durante mucho tiempo un colectivo vulnerable en la sociedad vasca y navarra” porque “reparar en nosotras significaba recordar constantemente el mal que nos habían causado. Implicaba ponerse delante del espejo y hacerse la pregunta clave que buena parte de la sociedad no ha querido aún hacerse: qué hacía yo mientras todo esto estaba ocurriendo”. Ordóñez ha agradecido a Raúl Guerra Garrido y a Fernando Aramburu no haber huido de esa pregunta: “Ante el goteo de terror, salieron de sí mismos para reparar en los demás: qué será de los hijos de ese asesinado, cómo saldrá adelante esa viuda, qué lleva a una persona a matar a un semejante… Y trataron de responder poniendo al servicio de los interrogantes la literatura”.
Ordóñez se ha referido a los dos escritores en su discurso, destacando de Raúl Guerra Garrido que “no le bastó con incomodar escribiendo, sino que se unió a los activistas y las asociaciones de víctimas, y se sumó a ¡Basta Ya! y al Foro de Ermua”. Respecto a Fernando Aramburu, ha afirmado que “abrió la veda en 2006 con Los peces de la amargura, una colección de relatos que trataban de radiografiar la permeabilidad del terror en la vida cotidiana. En ese primer libro había un suelo ético, una estrategia premeditada para hacer estallar cualquier atisbo de equidistancia”. La presidenta de COVITE se ha referido a Patria, la novela más exitosa de Aramburu, destacando que “ha llegado en el momento preciso: ese en el que nos jugamos el relato, el blanqueamiento de las responsabilidades, la eficacia de la violencia como herramienta política”. Ordóñez ha puesto de manifiesto que gracias a Patriamuchas personas conocen ahora cómo han vivido las víctimas del terrorismo en el País Vasco durante tantos años de terrorismo de ETA. “En pleno pulso del nacionalismo por cerrar el capítulo del terror, varios centenares de miles de personas acaban de empezar, por fin, a leerlo”, ha dicho.
La presidenta de COVITE ha alabado que ambos escritores hayan sabido reflejar en sus novelas cómo el miedo al terrorismo etarra ha deformado el tejido ético de la sociedad vasca y navarra. “La dictadura del miedo ha sido el mayor éxito del terrorismo etarra y de su entorno social y político”, ha afirmado. Asimismo, ha evidenciado que ese miedo imperante “se ha transformado hoy en un afán por pasar página. En un empeño en olvidar, en vivir como si nada hubiera ocurrido. Ante este vacío en materia de memoria, y ante el empuje de los herederos morales y políticos de los terroristas, la literatura vuelve a erigirse como sostén para la verdad”. Ordóñez ha finalizado su discurso dirigiéndose a los dos escritores y alabándolos por haber hecho una apuesta intelectual por la verdad: “Ante este vacío en materia de memoria, y ante el empuje de los herederos morales y políticos de los terroristas por el olvido, la literatura vuelve a erigirse como sostén para la verdad”.
Durante el acto también han intervenido el filósofo Fernando Savater, la política y escritora Maite Pagazaurtundúa –hermana de Joseba Pagazaurtundúa, asesinado por ETA el 8 de febrero de 2003–, y los propios premiados. Fernando Savater, que el año pasado recibió el XVII Premio COVITE ha admitido su cariño y admiración hacia los premiados, así como destacado su valor y su empeño por “arriesgar y decir la verdad”. “La literatura nos ofrece un mundo de comprensión de lo que pasa a nuestro alrededor. La literatura de Raúl y de Fernando se fijaron en la cotidianidad del terrorismo y convirtieron a quienes estaban padeciendo lo que de verdad estaba pasando en el País Vasco en protagonistas, sin poner el foco en otras cosas como podían ser las inquietudes metafísicas de los terroristas. Han hablado de lo que había que hablar”, ha sentenciado Savater. “La literatura aumenta la verosimilitud de lo real, porque muchas veces lo real parece inverosímil. Patria ha conseguido reflejar el alcance de lo que estaba sucediendo en el País Vasco. Los dos autores han contribuido a evitar el crimendel silencio”. “El premio de COVITE ilustra a los demás sobre qué debemos exigir y pedir a las personas que viven de acercarnos mejor a la realidad”.
Maite Pagazaurtundúa, por su parte, ha destacado que “la libertad es una actividad de alto riesgo” y que “la literatura escrita desde la libertad suele resultar en la comprensión, en la humanidad, en una mirada hacia los más vulnerables”. Ha expresado con firmeza que los dos escritores “merecen el premio COVITE” y les ha agradecido “su mirada. La valentía. El talento. Su mano amiga. Su humanidad”. También les ha pedido que “no dejen de tener la mirada atenta y el sentido del riesgo al escribir porque hay nuevos tabúesal afrontar el posterrorismo identitario nacionalista. Porque los causantes y responsables de extender una manera de identidad asesina y excluyente no han afrontado el fondo de la intolerancia ideológica o de la fobia por lo español. Escribir y describir resultaba incomodante, provocador, pero, de hecho, lo sigue siendo”.
Fernando Aramburu ha reconocido que el Premio COVITE es un premio de “gran significación” para él. “Mi obra me ha permitido conocer a bastantes víctimas del terrorismo, y he podido comprobar con mucha satisfacción que se sienten bien tratados por mi obra”. Ha reconocido que se ha sumado “a la batalla del relato” desde la literatura. Ha contado varias anécdotas de presentaciones de su novela Patria y se ha alegrado de comprobar que los lectores “han cambiado su visión del pueblo vasco como un pueblo oprimido y han visto lo que ocurrió, tal cual ocurrió”. “Me honra mucho que las víctimas del terrorismo se sientan dignamente tratadas en mi literatura, en mi intento por desobstaculizar una rápida desmemoria y por denunciar la enorme injusticia que se cometió contra las víctimas”. Raúl Guerra Garrido, por su parte, ha reconocido que el miedo ha sido el gran protagonista de su obra, confesando que ha habido editoriales que no se han atrevido a publicar su obra. “Hemos estado muchos años explicando lo obvio y ahora tenemos que salir de nuevo a explicar lo obvio. Las víctimas del terrorismo han sido tolerantes, han sabido sufrir y han sabido no caer en la venganza. En esto no se insiste mucho y es una gran carta de valor”.