El Colectivo también homenajeará a sus amigos y referentes Joseba Arregi y Mikel Azurmendi, recientemente fallecidos, el día en que entregará el Premio a Martín Alonso

El Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE) ha decidido conceder su XX Premio Internacional al profesor de Filosofía Martín Alonso Zarza por su “sólida e impecable trayectoria intelectual en la que ha analizado minuciosamente los discursos legitimadores de la violencia terrorista”, en palabras de Consuelo Ordóñez, presidenta de COVITE. “Martín Alonso es un apoyo constante e incondicional para COVITE en todos los sentidos, es nuestro amigo y referente. Queremos mostrar públicamente nuestra gratitud por su labor y por haber estado siempre a nuestro lado”. El acto de entrega del galardón se celebrará el sábado 23 de octubre a las 12:00 en el Palacio de Miramar, en San Sebastián.

El Colectivo destaca la importancia de la obra intelectual de Martín Alonso, reflejada en múltiples artículos, libros, conferencias o seminarios para comprender “los discursos y el ecosistema de odio que dan lugar a situaciones de violencia política y terrorismo como ocurrió en Euskadi con el terrorismo de ETA, que se vio amparado y legitimado por un discurso nacionalista radical”. En este sentido, “obras como Los universales del odio o El lugar de la memoria son imprescindibles”, aseguran en COVITE. No obstante, desde COVITE también señalan que “la inmensa calidad humana de Martín, su infinita generosidad, bondad y humildad” son otras razones que han llevado al Colectivo a considerarle merecedor de su XX Premio Internacional.

Asimismo, durante el acto el Colectivo también homenajeará a los intelectuales Joseba Arregi y Mikel Azurmendi, recientemente fallecidos y muy próximos a COVITE. De hecho, el X Premio Internacional COVITE recayó en Joseba Arregi por “su constante apoyo a las víctimas del terrorismo, apoyo que ha prestado en todas las etapas de su pensamiento y de su vida, tanto desde sus cargos públicos como desde su labor constante de columnista crítico y tertuliano muy valorado”, tal y como valoró COVITE en su momento. COVITE destaca tanto de Joseba Arregi como de Mikel Azurmendi su evolución personal e intelectual, puesto que ambos pasaron de defender posiciones cercanas al nacionalismo vasco legitimador de ETA –en el caso de Mikel Azurmendi, llegó incluso a pertenecer a ETA– a alejarse radicalmente de él y afianzar su compromiso cívico e intelectual con las víctimas de ETA. COVITE agradece tanto a Joseba Arregi como a Mikel Azurmendi haber apoyado al Colectivo “en momentos muy complicados”, en palabras de Consuelo Ordóñez. En este sentido, desde COVITE recuerdan y agradecen la confesión de Arregi en su última aparición pública, que fue en un seminario de la Fundación Fernando Buesa celebrado en noviembre de 2020, en la que aseguró deber “a la realidad de las víctimas de ETA el haberme inmunizado ante los retorcimientos intelectuales y morales en los que podría haber caído para condenar pero entender, justificar pero criticar la violencia terrorista, la violencia de ETA. Creo que ha sido un gran marasmo moral en el que podríamos haber caído muchos y a mí, personalmente, el recuerdo y la relación personal con muchas víctimas me ha salvado y en ese sentido estoy muy agradecido”.

El Premio Internacional de COVITE ha recaído en los últimos veinte años en personas y colectivos que han destacado por su papel en la lucha contra el terrorismo y por su comportamiento cívico ejemplar. Entre los premiados se encuentran víctimas del terrorismo como Ignacio Echeverría, conocido como ‘el héroe del monopatín’; el profesor Antonio Beristáin; el filósofo Fernando Savater; el sacerdote Alfredo Tamayo; los autores de la obra Vidas Rotas, Florencio Domínguez, Rogelio Alonso y Marcos García Rey; o los escritores Fernando Aramburu y Raúl Guerra Garrido. ­­­­El año pasado el premiado fue el periodista José María Calleja, fallecido a causa de la COVID-19, de quien el Colectivo destacó que “fue uno de nuestros más fieles amigos y referentes. Nos defendió cuando nadie lo hacía, cuando en Euskadi las víctimas estábamos condenadas al silencio y al ostracismo social tras el asesinato de nuestro familiar. Utilizó el altavoz que le proporcionaba su condición de periodista para darnos voz y defender nuestros derechos”.