- El Colectivo critica la ausencia total de políticas y medidas para abordar el fenómeno de la radicalización violenta ultranacionalista en el País Vasco y Navarra
El Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE) ha documentado un total de 72 actos de apoyo a terroristas de ETA a lo largo del pasado mes de mayo en su Observatorio de la Radicalización, un espacio en la web del Colectivo en el que, desde 2016, se registran todos los actos relacionados con la radicalización violenta en el ámbito del terrorismo de ETA. El Colectivo ha destacado que se trata de una cifra que dobla al mes con mayor número de actos de este tipo desde 2016, que había sido junio de 2018 con 31 actos contabilizados. Del total de actos registrados en mayo en el Observatorio de Radicalización, 35 han tenido lugar en Vizcaya; 20 en Guipúzcoa; 13 en Navarra y 4 en Álava. En cuanto a la tipología de los actos, COVITE ha documentado 34 ataques a sedes de partidos políticos en forma de pintadas y pancartas; 33 manifestaciones en las que se ha reclamado de forma explícita la amnistía de los etarras presos; y otros 5 actos que ha categorizado como “otros actos” como son, por ejemplo, la quema de un cajero en la localidad vizcaína de Ea, el ataque a un autobús en Azpeitia o el acoso en el domicilio particular de Idoia Mendia.
El origen del aumento de todos estos actos de apoyo a etarras está en la huelga de hambre iniciada por el etarra preso Patxi Ruiz el pasado 11 de mayo. Tanto la izquierda abertzale como las Fuerzas de Seguridad coinciden en señalar que quien está detrás de todos estos actos es ATA, un grupo disidente de ETA que no estuvo a favor de la disolución de la banda terrorista. Consuelo Ordóñez, presidenta de COVITE, ha denunciado que a lo largo de la última década “los esfuerzos de prevención de radicalización, incluido el Plan Nacional de Prevención, se han centrado en el yihadismo y han ignorado el principal foco de radicalización que teníamos y tenemos en España, que es el ultranacionalismo vasco existente en el País Vasco y en Navarra”. A juicio de COVITE, abordar la radicalización violenta abertzale es “una urgencia, una necesidad imperiosa. Como no se ha prevenido, ahora toca acabar con ella, frenarla”. Ordóñez lamenta que se hayan perdido “unos años clave para afrontar este problema, con una disidencia de ETA durmiente a la que se debería haber vigilado más y mejor. Ahora que ha despertado, hemos comprobado que esta disidencia tiene más seguidores de los que creíamos y más capacidad de movilización de la que esperábamos”. COVITE reclama que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad investiguen y detengan a los responsables del acoso en forma de pintadas y pancartas amenazantes en las sedes partidos políticos.
Asimismo, el Colectivo insiste –tal y como lo lleva haciendo desde hace varios años– en que “España es el único país de la Unión Europea en el que se homenajea y se muestra apoyo y gratitud públicamente a terroristas sanguinarios orgullosos de su pasado criminal, con el riesgo que entraña para las nuevas generaciones y para construir un futuro libre de violencia”. “El culto al terrorista es el pan de cada día en las calles del País Vasco y Navarra debido a la inacción de las instituciones y a la pasividad de la Justicia. ¿Acaso vemos en Francia a miles de personas en las calles pidiendo la excarcelación de terroristas yihadistas?”, censura Consuelo Ordóñez. “Las calles y los espacios públicos en Euskadi y Navarra siempre han sido un escaparate de las reivindicaciones de la izquierda abertzale. Centenares de jóvenes están creciendo con la idea de que los etarras son héroes. Reivindicar la amnistía para quienes están en la cárcel por crímenes gravísimos podrá ser legal, pero es un claro síntoma de anormalidad moral y democrática”. “Quienes más han contribuido a esta radicalización son los líderes de la izquierda abertzale que denominan ‘presos políticos’ a los asesinos de nuestros familiares. Las víctimas no nos vamos a acostumbrar nunca a esta provocación de Arnaldo Otegi”, apunta Consuelo Ordóñez.
COVITE relaciona la radicalización violenta ultranacionalista con “más de cincuenta años de odio transmitido de generación en generación hacia todo aquel que no comparta el pensamiento fanático de la izquierda abertzale. Los terroristas de ETA y los políticos que colaboraron con ellos generaron consciente y calculadamente una extraordinaria red de gente fanatizada que no se ha disuelto”. COVITE denuncia que “aunque ETA ya no mate, las ideas que llevaron a los etarras a matar siguen ahí, asumidas por una parte de la población del País Vasco y de Navarra”. Por esta razón el Colectivo demanda a las instituciones, sobre todo a las vascas y navarras, una mayor firmeza y determinación para abordar este problema. “Se debe pasar de las declaraciones institucionales de condena de estos actos a planes concretos de prevención de la radicalización”, exhortan desde COVITE. “Urge que las instituciones impulsen políticas pedagógicas de deslegitimación del terrorismo y del proyecto político de ETA. Esta es la verdadera cuestión sensible para disminuir la radicalización y normalizar la democracia y la convivencia en el País Vasco y en Navarra”.