- Hace justo hoy 50 años que estos tres jóvenes gallegos fueron secuestrados, torturados y asesinados por ETA en Francia. Sus cuerpos nunca han aparecido
En la tarde del 24 de marzo de 1973, hace hoy justo 50 años, tres jóvenes gallegos residentes en Irún, José Humberto Fouz, Jorge Juan García y Fernando Quiroga, desaparecieron en el País Vasco francés al que habían acudido para ver una película, “El último tango en París”, prohibida en España en esa época. Fueron confundidos por miembros de ETA con policías españoles, siendo secuestrados y torturados para obtener una información que no tenían, y, finalmente, los asesinaron y enterraron en un lugar desconocido.
Sus familias han venido trabajando desde entonces y lo siguen haciendo en la actualidad, buscando justicia y, lo que es muy importante para ellas, conocer dónde están sus restos para darles una sepultura digna y cerrar el duelo. En estos momentos, con ETA disuelta y desaparecida, quedan más de tres centenares de asesinatos sin resolver y cuatro cuerpos de sus víctimas sin encontrar, ya que también hay que sumar a los citados el asesinato y desaparición de Eduardo Moreno Bergareche ‘Pertur’. El que fuera brazo político de la organización terrorista, ahora Sortu, ha acatado la legalidad constitucional y dice buscar la convivencia en el País Vasco, pero continúa sin hacer autocrítica de su apoyo a dicha organización. Dicen estar dando pasos hacia la convivencia que consideramos claramente insuficientes, como ya hemos venido reiterando en los últimos meses.
Pues bien, desde la Fundación Fernando Buesa Blanco, Covite y Gogoan, por una memoria digna, consideramos que se les presenta una magnífica oportunidad para demostrar la sinceridad de sus planteamientos desvelando el lugar en el que se encuentran los restos de estas personas. Estamos convencidos de que ningún responsable actual de Sortu conoce directamente este dato, pero estamos seguros de que sí que saben quién lo puede conocer. Lo que quisiéramos proponerles es que realicen esa indagación y que la trasladen, si quieren de forma indirecta, a los familiares. Así conseguirían las familias de las víctimas satisfacer su derecho a la verdad, ese que llevan persiguiendo cincuenta años. Si conocieran, por fin, la ubicación de sus restos, verían aliviada una parte importante de su sufrimiento
No pedimos delación, sino compasión con unas familias que llevan medio siglo soportando el dolor de la pérdida junto a la imposibilidad de llevar a cabo una despedida digna a sus seres queridos. Si tienen un mínimo de sensibilidad y su apuesta por la convivencia es sincera, aprovechen esta oportunidad y cuéntenlo de una vez.
24 de marzo de 2023
Fundación Fernando Buesa Blanco
COVITE
Gogoan, por una memoria digna