En el acto de entrega del XXII Premio Internacional COVITE a la asociación de víctimas de Irlanda del Norte SEFF (South East Fermanagh Foundation), el Colectivo ha denunciado que la impunidad de muchos crímenes terroristas y la legitimación del terrorismo “les revictimiza”
El Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE) ha entregado hoy su XXII Premio Internacional COVITE a la asociación de víctimas del terrorismo de Irlanda del Norte SEFF (South East Fermanagh Foundation) “por haber pagado el precio de la paz” en esta región. “Aquí solo oímos hablar de las supuestas bondades de los Acuerdos de Viernes Santo, pero se oculta deliberadamente el altísimo precio que tuvieron que pagar las víctimas en aquel ‘proceso de paz’: una impunidad que alcanza a más del 90% de los crímenes terroristas”, ha asegurado Consuelo Ordóñez, la presidenta de COVITE.
En un acto que ha tenido lugar hoy a las 12:00 en el Palacio Miramar de San Sebastián, la presidenta de COVITE ha aludido a todas las situaciones que revictimizan a las víctimas del terrorismo, tanto en Irlanda del Norte como en Euskadi. Ha aludido al momento de la fundación de COVITE, hace 25 años, cuando en la rueda de prensa fundacional reclamaron que “no querían ser también víctimas de la paz”. “¿Y qué es, exactamente, ser víctimas de la paz? (…) Ser víctimas de la paz es que haya más crímenes terroristas sin esclarecer que terroristas en prisión. Y que, mientras tanto, los que mataron y los que ordenaron matar, así como sus cómplices y los miles de chivatos que actuaron a su servicio, se paseen por las mismas calles por las que cometieron sus crímenes con total despreocupación, con la jactancia de sentirse venerados por los suyos, y con la tranquilidad de que nosotras, las víctimas, nunca ejerceremos la venganza porque no somos, y nunca hemos sido, como ellos”, ha afirmado la presidenta de COVITE.
En este sentido, Ordóñez ha seguido explicando en su discurso el significado de “ser víctimas de la paz”: “Ser víctimas de la paz es ser testigos de la metamorfosis de los terroristas en flamantes políticos sin que hayan condenado el terrorismo y sin que dejen de legitimarlo”. (…) “Ser víctimas de la paz es ver cómo los terroristas y sus cómplices están mucho más presentes en el espacio público que sus víctimas. Sus defensores y protectores los llaman ‘presos políticos’, les dedican pintadas, pancartas, concentraciones, manifiestos y celebraciones populares para exigir su excarcelación y para proclamar a los cuatro vientos cuánto los quieren y los admiran”. (…) “Ser víctimas de la paz es tener que escuchar lecciones de paz y convivencia de quienes precisamente rompieron la paz y la convivencia con su violencia”. En definitiva, ha lamentado Consuelo Ordóñez, “ser víctimas de la paz es coexistir con todas estas situaciones que nos revictimizan, menoscaban nuestra dignidad y nos causan un gran dolor”, y ha asegurado que tanto las víctimas de ETA en Euskadi como las víctimas de los distintos terrorismos que han actuado en Irlanda del Norte “seguro que se identifican con todo lo que acabo de decir”.
Ordóñez ha finalizado su discurso remarcando que “De ninguna manera debemos la paz a quienes asesinaron, ni a quienes promovieron los asesinatos, ni a quienes nunca tuvieron una palabra de aliento o de apoyo hacia nosotras y vivieron tan tranquilamente, como si nada ocurriera, mientras mataban y atentaban contra nuestros familiares”. En este sentido, ha insistido en que “no son ningún ejemplo de paz ni de convivencia quienes construyen su identidad y su discurso político sobre el desprecio y la provocación a sus víctimas. Una convivencia en paz y libertad solo se podrá construir sobre la base de que los asesinos de nuestros familiares no sean considerados ni héroes ni víctimas, porque no lo fueron. Precisamente las víctimas hemos sido el mejor ejemplo de convivencia democrática, desde el momento en que no respondimos a la violencia con violencia”.
Por su parte, los representantes de SEFF, Kenny Donaldson y Peter Murtagh, han relatado que “no hay ni una sola página de los Acuerdos de Belfast dedicada a las víctimas, mientras que había más de tres páginas dedicadas a los terroristas y a su reintegración en la sociedad. Ahí se ve perfectamente que las víctimas no existimos en Irlanda del Norte. Como ha dicho Consuelo, las víctimas del terrorismo no deberían ser también víctimas de la paz, pero lo cierto es que las víctimas en Irlanda del Norte somos tratadas como daños colaterales”. Asimismo, los representantes de SEFF han relatado “el enorme dolor” que sintieron muchas víctimas cuando vieron salir a más de 400 presos del IRA y de otras organizaciones terroristas en apenas dos años después de que se firmaron los Acuerdos de Belfast, y que lo hicieran entre aplausos y jactancia de los simpatizantes del Sinn Fein. Asimismo, han relatado los atentados y asesinatos que se han producido después de los Acuerdos de Belfast, como el bombardeo de Omagh en agosto de 1998, el asesinato de Patrick Azimkar y Mark Quinsey en marzo de 2009, o el asesinato de Stepehen Carroll en 2009, entre otros. Ha habido atentados prácticamente todos los años desde la firma de los Acuerdos de Belfast, pero no son considerados víctimas del terrorismo por haberse producido después de la firma de estos acuerdos. “Existe la impresión de que en Irlanda del Norte nuestra comunidad está mejor que cuando había terrorismo, pero lo cierto es que, si bien estamos mejor, la situación que tenemos en Irlanda del Norte es de coexistencia tolerada. No tenemos convivencia. El terrorismo no está deslegitimado. Y mientras esto siga así, la amenaza de la violencia siempre estará latente”.