Los promotores del Manifiesto por un fin de ETA sin impunidad piden desmantelar el proyecto político totalitario de ETA, el chantaje, el discurso del odio, la falsificación de la historia y la impunidad. El documento suma ya más de 6.000 firmas.
Los promotores del “Manifiesto por un fin de ETA sin impunidad” desvelaron hoy en San Sebastián, la víspera de la anunciada entrega de las armas por parte de la banda terrorista, la ‘geolocalización’ de las “otras armas” que ETA debe desmantelar. El acto, convocado por el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE), se ha celebrado después de que más de 6.000 ciudadanos se adhiriesen al Manifiesto en apenas dos días.
Un grupo de intelectuales y víctimas del terrorismo, encabezados por Fernando Savater, Maite Pagazaurtundúa, Martín Alonso, Josefa Arregi, Teo Uriarte y Consuelo Ordóñez, subrayaron la necesidad de que los ciudadanos de bien no caigan en la trampa mediática urdida por la banda terrorista. Apelaron a identificar las “otras armas” del terrorismo nacionalista vasco: un proyecto político totalitario y excluyente, el “chantaje moral” a los que someten a la opinión pública española y en especial a las víctimas, el uso de la política penitenciaria como moneda de cambio, la falsificación de la historia y el discurso del odio en la sociedad vasca contra todo lo español.
“El futuro de la sociedad vasca y navarra no puede escribirse en la estela del miedo y el la autocensura generados por ETA, aunque su acción terrorista haya dejado de amenazarnos. Si sucede, no habrá verdad en la memoria, ni dignidad, ni justicia para sus víctimas; porque las víctimas fueron asesinadas, heridas, secuestradas, extorsionadas, vejadas o amenazadas con el objetivo de conseguir la instauración del proyecto político de ETA y anular otras ideologías”, plantearon.
El chantaje moral es un tipo de microviolencia tremendamente dañosa, advirtieron. “Existe en una parte de la opinión pública española la tentación de pedir ‘generosidad’ a las víctimas del terrorismo, obviando que ello implica la renuncia a legítimas reclamaciones, entre ellas la reivindicación de justicia, que es a su vez un componente de la reparación”, añadieron.
Asimismo, destacaron que una política penitenciaria que se base en la excarcelación anticipada de presos juzgados y sentenciados, enmascarándolo en una aplicación laxa de la progresión de grados, a cambio de una desconexión de la banda sin una condena del pasado y asunción real de responsabilidades, supondría “una forma de impunidad”.
Del mismo modo, un final basado en la dignidad es el que se construye sobre la verdad, la memoria y la justicia por lo que la deslegitimación del discurso de ETA es, simultáneamente, una “condición inexcusable”.
ETA también tiene que cortar todas las fuentes del discurso del odio contra todos los que no piensan como ellos, que solo sirven para los intereses políticos de los lobistas de ETA.