- Recuerda que ETA asesinó a 853 personas, hirió a 2.597, extorsionó a unas 10.000 y forzó al exilio a 100.000 para defender un proyecto político antidemocrático y totalitario
- Considera una humillación para las víctimas del terrorismo que su propaganda se difunda antes del ‘Día de la Memoria’
- Exige a los herederos políticos de ETA que esclarezcan los crímenes sin resolver y ubiquen las víctimas desaparecidas
El Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE) considera inaceptable que ETA no reconociese todos los crímenes que cometió cuando elaboró su último Zutabe: asesinó a 853 personas, hirió a 2.597, extorsionó a unas 10.000 y forzó al exilio a 100.000. COVITE critica que la banda terrorista justificase el asesinato selectivo y sistemático de centenares de personas en el contexto de “un conflicto inexistente que los herederos de ETA se empeñan en mantener para fundamentar su historia y blanquear su responsabilidad sobre los crímenes cometidos”. El Colectivo considera especialmente cínico que “los altavoces de ETA difundan su propaganda a pocos días del Día de la Memoria de las víctimas del terrorismo”. Para COVITE esto supone que “la memoria que quieren construir los terroristas se basa en el blanqueamiento de su pasado criminal”.
COVITE considera inadmisible que ETA no haya admitido su primer asesinato, el del guardia civil José Antonio Pardines, mientras que ha afirmado que la muerte de su asesino, Txabi Etxebarrieta “dejó honda huella en la sociedad vasca”. “El crimen que cometió Etxebarrieta abrió la veda de la sangrienta trayectoria criminal de la banda terrorista”, aseguran desde COVITE. “La responsabilidad histórica en la trayectoria de ETA de Txabi Etxebarrieta es decisiva, por eso es especialmente grave que se le siga encumbrando como a un héroe”. Asimismo, COVITE critica que ETA justifique su existencia aireando mentiras como que “era la única organización que hacía frente de forma firme al régimen de Franco”. Desde COVITE afirman que ETA no surgió como respuesta al franquismo –prueba de ello es que la mayoría de sus crímenes los cometió en democracia– sino para imponer un “proyecto político nacionalista, totalitario y excluyente”. “Perpetrar crímenes estaba en la intención fundamental y en el credo fundacional de ETA”, sentencian desde COVITE. También critican que ETA omitiese una estrategia criminal decisiva en su trayectoria, “la socialización del sufrimiento”, cuyo objetivo era eliminar a sus adversarios ideológicos, “a los que no estaban dispuestos a someterse a las consignas del nacionalismo vasco radical”. Además, la banda terrorista no reconoció que “las estrategias de terror de ETA no las escribía la ETA militar, las escribía la ETA política, aquella que fue ilegalizada durante unos años por ser parte del entramado de ETA y que ahora está en nuestras instituciones”.
Por otra parte, respecto al comunicado de petición de perdón –emitido el pasado mes de abril– que se recoge en el Zutabe, COVITE considera muy injusto y cruel que ETA dividiese a las víctimas entre culpables e inocentes y “pidiese perdón” solo a aquellas que “no tenían una participación directa en el conflicto”. Para el Colectivo, que se continúe difundiendo propaganda de ETA supone una prueba más de que la banda terrorista “sigue contaminando el espacio público”y de que se ha disuelto “sin repudiar su trayectoria criminal ni condenar el proyecto político totalitario y excluyente que quisieron imponer por medio de las armas”. COVITE recuerda que este proyecto “se persiga con terrorismo, o sin él, es antidemocrático porque se basa en la exclusión y limpieza ideológica”.
“La única aportación que los herederos de ETA deben hacer a la sociedad a la que llevan golpeando medio siglo es esclarecer los más de 350 asesinatos que quedan sin resolver y decir dónde enterraron los terroristas los cadáveres de las víctimas desaparecidas”. COVITE exigió que el final de ETA lo hubieran protagonizado las Fuerzas de Seguridad, deteniendo hasta el último etarra, para que se hubiera evitado la “dolorosa foto de Cambó, protagonizada por los terroristas”. “El Estado tiene la obligación de dar el mismo final a ETA que al resto de organizaciones criminales”, afirman. Advierten que hay terroristas que siguen huidos, entre ellos Josu Ternera, y que el Estado debe “asegurar que el final de ETA no tenga contrapartidas ni para los terroristas ni para el nacionalismo”.