COVITE reclama a instituciones y partidos aplicar de una vez por todas políticas contra el culto al terrorista.
El Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE) ha alertado hoy del multitudinario homenaje que el etarra Francisco Javier Balerdi Ibarguren recibió con total impunidad el pasado 21 de diciembre en San Sebastián, ciudad en la que asesinó a cinco personas.
Balerdi Ibarguren abandonó la cárcel de Herrera de la Mancha ese mismo día tras haber cumplido 24 años de prisión por cometer cinco asesinatos. Entre ellos, el de Ángel Jesús Mota Iglesias, funcionario de prisiones al que disparó el 13 de marzo de 1990 mientras la víctima sostenía a su bebé en brazos.
También en San Sebastián, el 26 de junio de 1989 asesinó a Gregorio Caño, chófer del empresario Joaquín Aperribay, y el 5 de octubre de ese mismo año, al policía José Álvarez Suárez. El 28 de julio de 1990, realizó labores de vigilancia durante el asesinato del capitán de Infantería Ignacio Urrutia Bilbao. El 2 de enero de 1991, ametralló el coche del gobernador militar de Guipúzcoa, el coronel Luis García Lozano.
COVITE ha expuesto que en el homenaje brindado por centenares de personas hubo niños que fueron utilizados para agasajar a un terrorista orgulloso de serlo. En este sentido, el Colectivo ha instado a instituciones y partidos a dejar de mirar para otro lado en torno a acontecimientos que chocan frontalmente con las políticas de prevención de la radicalización promovidas desde Europa.
La asociación, única con estatus consultivo para Naciones Unidas, ya ha alertado a la ONU hasta en dos ocasiones de que el País Vasco y Navarra son islas de impunidad en las que, de forma sistemática, se permite el culto al odio y no se aplican las políticas de prevención de la radicalización violenta.