En el acto en memoria del 30º aniversario del asesinato de Gregorio Ordóñez, la presidenta de COVITE ha asegurado que la derrota de ETA exclusivamente con el Estado de Derecho con la que tanto soñó Gregorio Ordóñez «nunca se produjo»

Consuelo Ordóñez, la presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE), ha intervenido esta mañana en un acto celebrado en el cementerio donostiarra de Polloe con motivo del 30º aniversario del asesinato a manos de ETA de su hermano Gregorio Ordóñez. Durante su discurso, la presidenta de COVITE ha reconocido que está recibiendo «incontables muestras de cariño» de muchos ciudadanos anónimos hacia Gregorio, «independientemente de su tendencia política o ideológica». Esto le ha hecho cuestionarse «¿qué ha pasado en estos 30 años en la política de nuestro país para que tantos ciudadanos encuentren un refugio, un bálsamo, en la voz de Gregorio?».

En este sentido, la presidenta de COVITE ha destacado que Gregorio Ordóñez «nunca entendió la política como una estrategia o un medio para conseguir poder». «Quizá sea esto lo que tantos ciudadanos echamos de menos en la política de hoy», ha afirmado. La hermana de Gregorio Ordóñez ha asegurado que «los terroristas y sus protectores no podían permitir que Gregorio, que tenía tan claro cómo había que derrotarlos, fuera el alcalde de una ciudad en la que siempre habían tenido mucho poder y muchos apoyos sociales y políticos». Ordóñez ha criticado que «mientras sus adversarios defendían que había que negociar con ETA para acabar con la violencia, él sabía perfectamente lo que eso significaba: que estaríamos prostituyendo la democracia».

La presidenta de COVITE ha admitido que, 30 años después del asesinato de su hermano Gregorio, «resulta doloroso comprobar que la derrota de ETA con la que él soñó —el rechazo social, la eficacia policial y el aislamiento de los violentos— nunca se produjo. Que han sido demasiadas las ocasiones en las que se ha negociado con ETA o se ha transigido con sus exigencias, y que lo han hecho todos los que han gobernado nuestro país». Ordóñez ha continuado criticando a quienes aseguran «que es un éxito que quienes antes pegaban tiros y jaleaban los asesinatos hoy hagan política». Esas mismas personas olvidan, ha dicho, «que los asesinos nunca tuvieron que elegir entre terrorismo o política, porque para la izquierda abertzale el terrorismo de ETA era, precisamente, otra forma más de hacer política. Solo dejaron la política durante el brevísimo tiempo en que estuvieron ilegalizados. En los más de cuarenta años de trayectoria criminal de ETA, la organización terrorista casi siempre estuvo representada en las instituciones. Y al contrario que al PP o al PSOE, a las sucesivas fachadas electorales de ETA nunca les costó llenar sus listas electorales en Euskadi».

En este sentido, la presidenta de COVITE ha continuado su discurso censurando que «los jefes políticos de ETA estén hoy en las instituciones, cada vez con más poder, sin haber condenado un solo atentado terrorista, sin siquiera decir que matar estuvo mal y beneficiándose de un marco de impunidad que pocos se atreven a cuestionar». «Los que nunca se manchaban las manos de sangre, pero ordenaban los asesinatos y los aplaudían, hoy dirigen Bildu, antes Herri Batasuna, y siguen justificando la existencia de ETA y prohibiendo a los que tan cínicamente llaman ‘presos políticos’ que se arrepientan de sus crímenes y reparen el tremendo daño que causaron no solo a sus víctimas, sino también a la sociedad en su conjunto y a nuestro Estado de Derecho».

Por último, Ordóñez ha aseverado que «pocas personas vinculadas a ETA parecen pensar en romper esa disciplina mafiosa y hacer una revisión crítica de su pasado criminal, como se les debería exigir, pero no se les exige». «A menudo vemos que es a nosotras, las víctimas, a quienes se nos dirigen las exigencias. Se nos pide pasar página sacrificando la memoria y la verdad de lo ocurrido en beneficio de una idealizada convivencia, y hasta asumir que la impunidad, o la generosidad con los asesinos sin rastro de arrepentimiento, es un precio necesario y aceptable para la paz». Mientras tanto, ha finalizado Ordóñez, «los terroristas han visto y siguen viendo reducidas sus penas de prisión con trampas al Estado de Derecho. Las últimas, los terceros grados fraudulentos sin que cumplan con los requisitos que les exige la Ley para progresar en grado. Esta debe de ser la ‘inversión en convivencia’ sin ‘presos políticos vascos’ de la que habla Otegi, sin que su sórdida desfachatez cause prácticamente ningún escándalo».