En el acto de entrega del XXIII Premio Internacional COVITE al escritor, periodista y víctima del terrorismo italiano Mario Calabresi y a la librería Lagun, el Colectivo ha denunciado que «pocas personas vinculadas a ETA parecen pensar en hacer una revisión crítica de su pasado ni en condenar sin ambigüedades el terrorismo públicamente, como se les debería exigir»

El Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE) ha entregado hoy su XXIII Premio Internacional al periodista, escritor y víctima del terrorismo italiano Mario Calabresi, autor del libro Salir de la noche, y a la emblemática librería donostiarra Lagun. La presidenta de COVITE, Consuelo Ordóñez, ha destacado en su discurso que tanto el escritor Mario Calabresi, en su libro Salir de la noche, como la librería Lagun en su trayectoria de defensa de los libros y de la cultura «nos han enseñado el peso que tienen las palabras y el relato —como se dice ahora — a la hora de conformar una realidad. Y cómo esa realidad puede volverse monstruosa, pero a su vez ser asumida con aparente normalidad». Ordóñez ha hecho referencia a que eso es lo que sucedió en Euskadi con ETA activa: «Para atemorizar y estigmatizar a las víctimas o potenciales víctimas del terrorismo, fue necesario el silencio y establecer palabras y símbolos tabú, así como establecer palabras y símbolos prácticamente obligatorios en el espacio público, junto a un relato justificador de la violencia. (…) La mezcla de miedo y propaganda masiva que desplegaron los terroristas y sus colaboradores distorsionó por completo el sentido del bien y del mal», ha sentenciado.

En un acto que ha tenido lugar hoy a las 12:00 en el Palacio Miramar de San Sebastián, y tras guardar un minuto de silencio en memoria de las víctimas de la DANA en nuestro país, la presidenta de COVITE ha lamentado que «a menudo vemos que las exigencias que nos dirigen a las víctimas son inversamente proporcionales a las que se realizan a los terroristas y a su entorno. A nosotras se nos pide pasar página en beneficio de una idealizada convivencia y hasta asumir que impunidad, o la generosidad con los asesinos sin rastro de arrepentimiento, es un precio necesario y aceptable para la paz». Mientras tanto, ha continuado, «los perpetradores han visto reducidas sus penas de prisión con trampas al Estado de Derecho, y han visto rebajados los requisitos para ser considerados un agente más de la vida política y social de nuestro país. Los terroristas y sus cómplices se benefician de que, lejos de exigirles una autocrítica profunda al terrorismo que ejercieron y al origen político de su violencia, el relato histórico legitimador de ETA sigue acumulando un gran apoyo social y electoral».

Ordóñez ha reiterado que «la responsabilidad sobre un atentado no acaba al dejar atrás la cárcel: la deuda moral con las víctimas y con el conjunto de la sociedad no caduca». En este sentido, ha lamentado que «pocas personas vinculadas a ETA parecen pensar en hacer una revisión crítica de su pasado ni en condenar sin ambigüedades el terrorismo públicamente, como se les debería exigir». Esas «exigencias menguantes», tal y como las ha calificado, hacia los terroristas y su entorno, provoca que las víctimas tengan que soportar que «el candidato de Bildu Pello Otxandiano diga que ETA fue un ‘ciclo político’ sin que esta afirmación le penalice en las elecciones autonómicas. Y que Arnaldo Otegi, líder supremo y perpetuo de la izquierda abertzale, pueda afirmar que el hecho de que ‘no haya presos políticos vascos’ es una ‘inversión a futuro’, sin que su sórdido cinismo cause prácticamente ningún escándalo».

Consuelo Ordóñez ha reivindicado a las víctimas del terrorismo como «ejemplo de convivencia democrática y pacífica». «Nunca hemos respondido a la violencia con violencia. Nunca hemos combatido el odio con más odio. Al contrario: hemos respetado y defendido el Estado de derecho, incluso cuando éste ha sido incapaz de proteger nuestro derecho fundamental a la vida, además de nuestros derechos a la justicia y a la verdad», ha afirmado. A su vez, ha criticado que «quienes invocan el vocabulario noble de la paz, la convivencia y los derechos humanos, son quienes nunca pensaron en los nuestros ni aceptaron convivir con nosotras». (…) «Y que olvidan, cuando vuelven a casa desde la cárcel, que sus víctimas nunca podrán volver de los cementerios. En cambio, nosotras sí reconocemos el derecho a una segunda oportunidad para aquellos que han hecho públicamente una impugnación de su pasado criminal, y que han expresado honestamente y sin oportunismo su arrepentimiento sincero», ha finalizado la presidenta de COVITE.

Por su parte, Mario Calabresi, ha asegurado sentirse «muy feliz de que el libro más importante que ha escrito haya recibido dos premios en una semana. Eso quiere decir que en él hay temas universales: los cimientos de las sociedades libres y democráticas». «¿Puede haber libertad sin verdad? ¿Puede existir una verdadera democracia sin justicia?», ha cuestionado.

En cuanto a la librería Lagun, Ignacio Latierro, quien trabajó durante muchos años en la librería Lagun, y que tristemente cerró el año pasado, ha asegurado que «el proceso de cierre está teniendo algunas satisfacciones: el acompañamiento de todos nuestros amigos que nos sostuvieron durante tantos años». Pero, el mejor premio que hemos podido recibir ha sido el premio COVITE, con quien tantas cosas nos unen». Latierro ha pedido que «prevalezca la verdad».